Nos situamos en la Edad Media, concretamente en Inglaterra, hoy hablaremos de las justas, un deporte en el que dos caballeros de renombre y casta noble competían armados montados a caballo con lanzas normalmente sin punta y escudo en mano.

El joven Funziona, observaba desde las calles, como dichos caballeros acudían a las ciudades y se batían en duelo, el deseaba poder ser alguna vez como estos.

Desde muy pequeño tuvo que vivir a las órdenes de un lugarteniente y trabajar como uno de sus esclavos, el chico tenía madera y fue creciendo poco a poco hasta que tuvo la oportunidad de cambiar su estrella.

Era verano, los torneos de justas empezaban como divertimento del pueblo y agrado de las clases más altas. Funziona trabajaba como escudero del noble Sano, pues este padecía de corazón y la primera batida la superó, pero hizo mella en él y más tarde sufrió un terrible infarto. Aquí es donde nuestro joven ya crecidito vio su oportunidad pues se puso su armadura cogió su lanza y lo sustituyo. En este momento os podéis imaginar lo que pasó: perdió, pero con esto empezó todo.

Poco a poco aprendió del oficio y fue mejorando su técnica, lo que le llevo a ganar a incontables rivales, pero como bien decía el padre de Funziona, no es oro todo lo que reluce, pues en ese momento apareció un terrible enemigo, el conde francés Bulimia ´´El conquistador´´, experto lancero además de haber ganado torneos de renombre ansiaba la victoria por encima de todas las cosas.

La hora del encuentro estaba cerca, Funziona y el Conde Bulimia se batieron en duelo, tres asaltos, un toque en el cuerpo valdría un punto, mientras que el toque directo en la cabeza seria dos puntos, si el jinete era derribado, se ganaba el asalto además de su caballo.

El joven había recibido dos golpes directos en el costado, lo que le dejaba en clara desventaja frente a bulimia, la única opción que tenía nuestro valiente era derribar a su oponente. Por fin llegó el momento, todo el mundo esperaba que el malvado conde ganaría el torneo, pero Funziona se armó de valor y cargo con todas sus fuerzas contra su rival. Este recibió un fuerte lanzazo que acabó derribado directamente al suelo.

Todo el mundo calló en ese momento, pero tras una breve pausa comenzaron a gritar y aclamar el nombre de nuestro vencedor. Una vez más se había conseguido, pues lo más importante en esta historia es que nunca dejes de esforzarte y creer en ti mismo, por cualquiera que sea tu posición, puedes cambiar tu estrella.

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Autor: Manuel Tamarit (Club: Viva gym Príncipe de Vergar)